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Durante el año 2012 hemos asistido en Cádiz a numerosos actos de todo tipo para conmemorar el 200 aniversario de la primera constitución española. Aparte de los actos institucionales, se han organizado todo tipo de actividades: exposiciones, congresos, conferencias, recreaciones históricas y debates. Sin embargo, como es lógico, la mayor parte de esos eventos ha girado en torno a la propia constitución del doce, los diputados y la prensa. Pero en toda época convulsa y aquella lo fue los jinetes del Apocalipsis cabalgan con más brío que nunca. En efecto, toda guerra lleva aparejada muerte, enfermedades y destrucción. Y aunque la victoria sea el premio a tanta desgracia, es justo que nos acordemos también de aquellos que fueron heridos, enfermaron o murieron en la contienda. El libro que el amable lector tiene en sus manos pretende ser un homenaje a todas esas personas, anónimas la mayor parte de las veces, que dieron su vida o perdieron su salud en aquellos tiempos. Pero no podemos olvidar que para atender a los enfermos y heridos teníamos a médicos y cirujanos que hicieron todo lo que estaba en su mano para aliviar o curar a los dolientes. En aquella época, Cádiz podía vanagloriarse de tener una sanidad avanzada para la época, no en vano Virgili había fundado en ella medio siglo antes el Real Colegio de Cirugía de la Armada, modelo novedoso de enseñanza donde se unieron la Medicina y la Cirugía. De todos estos temas, en el periodo que transita entre la Ilustración y el Romanticismo, trata este libro.
José Manuel Blanco Villero, Juan Manuel García-Cubillana de la Cruz
ISBN: 978-84-7737-744-3
Núm. de páginas: 312 / Rústica con solapas